martes, 1 de febrero de 2011

Después de tanta ausencia por aquel que me llegue a visitar os doy las gracias por recordar este viejo y empolvado sitio y dejo un pequeño monologo escrito por una chiquilla nocturna.

LO LINDO DE ESTAR AQUÍ

¿A cuantos de ustedes les agrada que se les queden viendo un montón de curiosos? Ser señalados, y hasta me atrevería a decir, que por gente presuntuosa, ¡ser analizados! ¿Qué diría mi dueño acerca de estos turistas? Sólo llegan, hablan de mí como si no los oyera. Miran mis ojos, mis brazos, mis caderas, a veces lo que hay alrededor de mí y uno que otro concentra la mirada en otras partes de mi cuerpo argumentando “que linda y especial técnica”, mientras a un lado se les derrite el hielo que ha congela su boca, les juro que si el artista los escuchara o viera se vomitaría siete veces. Pero claro, no me tengo que quejar tanto, porque hay gente que sólo pasa y ni se percata de mi majestuosa presencia. Les interesa más el refrigerio que dan al final del recorrido: cajeta con queso y un poco de vino o refresco.

Esto es cosa de todos los días. Amanece y a mi vecino, con el sol que se alcanza a meter en los ventanales de la exposición, se le dilatan las pupilas quedando un pequeñísimo punto negro en sus ojos; a las ninfas, que aún están dormidas con la sombra de la pared, se les trasluce el frescor de la mañana a través de sus blanquecidos vestidos; y al querido del frente corre con más suerte, a pesar de tener eternamente sangrando su oreja, le tocó un lugar en el que ni hace frío, ni el sol maltrata su rostro. Esto no nos salva de ser grabados, admirados, criticados y algunas veces fotografiados ilegalmente, o aún peor es ser maltratados por el brutal cuidado que nos brinda doña Gude, la señora que se encarga de mantenernos en orden. Si supieran las trifulcas que se hacen con todos los que nos reunimos; “somos más lindas que tu” dicen unas niñas con cara de ángel, “soy más interesante” dice el otro. No me creerán que ayer todos se alarmaron por que vieron unos relojes derritiéndose “ha de haber sido por el calor” dice la de la sonrisita curiosa, “Claro, que no ven que están en pleno desierto” reafirma una de las ninfas y en eso que llegan nuevos vecinos. Fue terrible, no se acomodaban, los ayudaban a establecerse pero ellos seguían viéndose “raros”, sin forma, por más que te les quedabas viendo no sabías su procedencia. Y ya para inaugurarse la exposición que llegan unos gordos desnudos y digo “no, por Zeus no” mientras aquella aparenta persinarse varias veces pues según la muy santita nunca había visto tales cosas. ¡Opacan mi belleza! Aunque, prefiero estar junto a éstos que a me secuestren, como le pasó a la de la “sonrisita”. La secuestraron para después venderla a no sé quién. Otra cosa a soportar aquí es ver a los guardias, los más viejos, bailar por las noches con su fantasmal pareja, y a los jovenzuelos, tocar melodiosas y mudas notas con sus instrumentos de aire imaginarios. Horas y horas estar atrapada en estos muros para esperar que al amanecer me fisgoneen y que vengan a ver mi “concha”.
¡No, por Zeus, de nuevo, no! Vuelve a comenzar otro recorrido y ahora hay niñitos con sus deditos sucios, sus lloriqueos y berrinchitos. Ya me lo sé de memoria. Qué le vamos a hacer, es lindo tener que limpiar el desorden y recoger lo sucio que dejan los que se dicen apreciar las pinturas. Lástima que uno no puede ser parte de ellas pero como lo dije es lo lindo de estar aquí.







lunes, 25 de enero de 2010

EL CASTIGO DE BATHORY

UNA LEYENDA MEDIEVAL



Elizabeth (isabel) Bathory, conocida como "La condesa sangrienta". Por un gran número asesinatos, más de 600 doncellas aproximadamente, es conocida su leyenda. Creía que econ la sangre humana podia prevalecer su belleza. Falleció un 21 de agosto del año 1614.

PERSONAJES:
CONDESA DE BATHORY
SIRVIENTA




Esta la condesa BATHORY sentada escribiendo. El lugar es un tipo de estudio.

Sirvienta: (Entra corriendo) Condesa, condesa
Condesa: ¿Qué? Me interrumpes, no ves que le escribo una carta a mi tía.
Sirvienta: Señora, sólo quería decirle lo que ha pasado en el pueblo. Todos hablan de un asesinato trágico de una sirvienta.
Condesa: Y qué, tú estas a mis cuidados, no debes de temer. (Con curiosidad) Pero dime ¿qué pasó?
Sirvienta: Pues en las orillas del pueblo hallaron a una doncella, como de mi edad (Temblorosa con miedo y tomando el brazo de la condesa) degollada y sin gota de sangre.
Condesa: Y ¿saben quién hizo ese atroz asesinato? ¿O para qué usaron la sangre de Magda?
Sirvienta: (Misteriosa y tartamudeando con respeto) Usted como sabe el nombre de ella, si ni siquiera hallaron la cabe…
Condesa: Calla. Cepíllame el cabello y después vamos allá.
Sirvienta: Sí señora.
Condesa: Me acompañarás a entregarle esta carta a mi tía.
Sirvienta: ¿Y podremos pasar a ver el cuerpo? (con la cabeza agachada) Es que me da curiosidad.
Condesa: (Exaltada) ¿qué quieres verle? Vamos, dime (Tranquila y con mandato) no dejes de cepillarme. Cada día es más difícil hallar a una sirvienta sin morbo, decente. (Se vuelve a exaltar) ¡Dime! ¿Qué te atrae de ese cuerpo seco?
Sirvienta: Señora, no lo sé. (Titubeante pero interesada) Es que nunca he visto un cuerpo muerto ni mucho menos sin cabeza. Tengo curiosidad por saber como se ve nuestro cuerpo por dentro, sin sangre. Ver esas hojas de los árboles manchadas, ver el tajo que quedó marcado en el cuello de ella, ver su pálida piel, los huesos y quiero ver si su alma se va al infierno o al cielo.
Condesa: Toda esa curiosidad que a ti te da, es pecado, tú no debes de fisgonear. La santa iglesia no permite ese tipo de pensamientos. Pero no te acuso porque has sido buena y aún eres necesaria, si no te quemarían viva en la hoguera. (Suelta una leve risa).
Sirvienta: Sí señora.
Condesa: (Mirándose a un espejo) Estoy dejando de ser bella, estoy envejeciendo.
Sirvienta: Más tarde iré por estramonio y mandrágoras al bosque para su piel.

(Comienza a cepillar)
Condesa: Si supiera de un remedio, un hechizo o algo para seguir siendo bella.

(La sirvienta da un jalón al cabello de la condesa)

Sirvienta: (Asustada) Perdone usted, señora perdóneme.
Condesa: (Enfurecida le da una bofetada) Tonta, insolente. (Toca su mejilla como si le hubiera caído sangre).
Sirvienta: Perdóneme señora. (Buscando una excusa para salir de ese embrollo) Pe... pero señora mírese mi sangre le juveneció su piel. No me mate señora, y le daré sangre para que se haga bella.
Condesa: Mm, así que también para esto sirven las personas como tú. ¡Córtate la yema de tus dedos!
Sirvienta: (Suplicante) ¡No me mate!
Condesa: ¡Córtate! (La sirvienta se corta un poco y vierte su sangre a un tazón) ¡Voy a necesitar más!
Sirvienta: Pero puedo morir desangrada señora.
Condesa: ¿Y? Nadie te extrañaría, mírate estas en un mundo bajo, a nadie le interesarías. Es más este caso es igual al de la sirvienta degollada. Puede ser que yo también te degüelle y así me podré bañar en tu sangre.
Sirvienta: Pero señora si me mata ya no tendrá más de donde sacar sangre para juvenecer.
Condesa: ¡Rejuvenecer, tonta! Pero no se te ha ocurrido que puedo contratar a otra doncella y, no sé, que tal si ella es más joven que tú y su sangre me ha de rejuvenecer más que la tuya.
Sirvienta: ¿Y qué haría con mi cuerpo? La acusarían de bruja por usar sangre. Usted misma me dijo que esos pensamientos la santa iglesia no los permite.
Condesa: A ti no. Además, no les importaría tu historia. De cómo fuiste asesinada; es más les gustará ver tu cuerpo igual o peor que el de esa mujer. Atraerás a la gente morbosa, que al igual que a ti les interesa ver como es el cuerpo por dentro, sin vida y con los gusanos carcomiéndose tus pútridas sobras.
Sirvienta: Señora, ya no quiero saber como somos por dentro.
Condesa: Pero ¿Por qué? Si estabas muy interesada.
Sirvienta: Porque he visto en usted más allá del morbo, que en la muchedumbre abunda.
Condesa: Lástima que ahora pienses en eso. Sabes, esto del morbo, es contagioso y ahora yo tengo curiosidad de rejuvenecer con tu cálida y aún roja sangre.
Sirvienta: ¿Cree que me merezca tal castigo por ver un cuerpo degollado?
Condesa: No. Pero debería.

(La condesa abraza por detrás a la sirvienta y con un beso en la mejilla la hace caer ya muerta).

Condesa: Volvemos a lo mismo. Creo necesitar a una nueva criada.








TELóN


lunes, 20 de abril de 2009

PESADILLA



PLANEABA QUE FUERA UNA CANCIÓN NOCTURNA, PERO SALIÓ UN ESPECIE DE POEMA QUE, APESAR DE QUE PRETENDÍA QUE FUERA ROMANCE ME SALIÓ LIBRE, SIGUE SIENDO NOCTURNO. ISILWEN




Sobre la blanca piel
se forman calcinadas figuras
de gigantes árboles secos
que manchan con su verdor negro
mi espalda, que hoy presento.


El viento acompaña
al fúnebre silencio.
Por todo el sendero
se hincan los espectros
quitándose cabello, ojos y sombrero
tratando de mostrar respeto.

Mientras la sangre, desde mi cuello,
desciende a mis muslos y pecho
cubriéndome de espinas y formando otro cuerpo.
Se desprenden, primero, tres cuernos,
después cabeza, brazos y dedos
--dedos largos y sangrientos--.

Una lengua ácida rodea mi vientre
mientras sus alas se extienden
hasta convertirme en un desierto.
Mi voz se quiebra y él se sigue desprendiendo
¿por qué escogiste mi espalda como vientre materno?

Es el nacimiento más absurdo, considero.
siete espadas siento
clavarse como ardiente hierro
y mientras su torso forma un obscuro cuero.
Mis ojos se llenan de miedo
y los arranco con mis uñas, para ya no verlo.

Mi pesadilla ha nacido: nocturno y eterno
de mi espalda desfigurada en constelación de leo.
sin ojos en mi cara
ahora yo hago reverencia ante el esperpento.




Por el sueño, asustada amanezco,
rápido busco un espejo
y trato de ver mi opuesto
quiero hallar rasgos del mal sueño,
no veo nada en el reflejo.
Ya sin fuerzas me siento
mis rodillas y boca besan el suelo
y una media luna por la ventana veo
me sonríe, mengua y por todo el cielo
tatúa el nombre y la forma de aquel espectro
que se funden para siempre en mi recuerdo.














jueves, 12 de marzo de 2009

JUEGO DE MIRADAS

Juego a ver la luna
y ver tu reflejo ahí.
Juego a leerte
las líneas de tus manos,
y tú a mirarme.
Juego a detener un río
con nuestras manos unidas.
Juego a que tus labios
Son como una copa de vino.
Juego a verme
en dos estrellas verdes
y tú a mirarme.


Juego a mecerme
en tus brazos de sauce
que al empezar a rodearme
siento tu ardor
como fríos espejos
que al reflejarnos,
como panteras, se trozan.
y tú a mirarme.
Juego que en esta noche
la luna es mi testigo
y que tu juegas a mirarme.

sábado, 14 de febrero de 2009

CAOS EN LA LUNA

En el camino, el camino de la luna
no sólo son piedras y tacones;
también te enredas con cuerdas
cuerdas azules, grises, moradas, rojas...
En fin, cuerdas.

Dónde los árboles secos
son aún mejor que los tupidos.
Dónde el agua ya no es azul.
Dónde las palabras desquiciado
loco, pasión y amor
ya no tienen ningún significado

En aquel cielo misterioso
Secreto y virgen
que pide a gritos ser explorado;
Pide que la luna deje de menguar.
Pide, es todo, sólo pide.

Cuando una gardenia ya no se embellece
no tiene otro remedio más que explotar
y aún así, no sabe florecer.

Me quedo mirando al cristal demente
el que cuenta una historia mía.
Cada vez que lo veo es diferente
me cambia la piel, voz, pelo,
ojos, cuerpo, dedos cada día.

Los zafiros que alumbra
tristemente la entrada de la luna
caen. Se derriten, escurren sus pupilas
aún frías, aún frescas y finas.

Quiero llegar al lugar prohibido,
quiero ver la luna más cerca.
Sé que puedo, sé que lo quiero
Lo sé...
Lo grito, lo intento gritar
con sonidos no conocidos.
La boca se me seca,
mis manos tiemblan
Y la gardenia al fin
lo ha aprendido:
a andar por el camino
que el caos de la luna ha prometido.

viernes, 23 de enero de 2009

LÍNEAS NEGRAZULADAS

El día tenía un sabor amargo. Aún mas amargo que aquél día de Funeral. Ése, el que nos despedimos de la sangre más brava que pude haber conocido. No era soleado, pero tampoco olía a lluvia. Estaba todo en silencio, como si fuera una canción secreta de mudos y sordos dónde sólo ellos entienden todo.
Eran las cuatro y cuarto, “perfecta hora para rezarle a los difuntos” decía mamá, “calladamente.”
Recorría la casa, inspeccionaba los pasillos y las ventanas de cada habitación, aún no sé por qué se me daba esa Fascinación. Cuando llegué a una puerta que estaba justamente en las sombras; la única que tenía misterio, un misterio negroazulado. Nunca me imaginaría que en esa habitación estaría una ventana que fuera cómplice del tiempo y de la muerte.
Recuerdo muy bien el color turquesa de la puerta. La toqué levemente y ésta en vez de abrirse lentamente, para revelar su misterio negroazulado, se separó de su fiel acompañante filo como si tuviera un ataque de histeria repentino. Me asusté. No sabía lo que ahí se preparaba para salir, escapar, correr del profundo negroazulado, pero, nada saltó. Nada. Me dirigí hacia la ventana, mi fascinación de la casa. En el transcurso del camino se escuchaba un susurro pero no era el viento, ni el de los roedores mudos. El ambiente se comenzaba a sentir más y más pesado, como si estuviera el secreto de esa habitación encima de mí y no me quería dejar llegar a mi línea de meta. Veía la ventana, en la penumbra, más cerca, pero cuando estiraba el brazo para tocarla se alejaba y el rey blanco y la reina oscura hacían penumbra negrazulada aún mas pesada.
Cuando por fin toqué el viejo encaje que cubría la ventana, escuche el tic tac de un reloj. Un reloj que no oí al entrar. Seguí explorando las cortinas pesadas y con un olor a humedad, que me imaginé que estaban teñidas de color morado y con figuras de caracoles, como los de un camafeo antiguo. El reloj se dejó de oír al igual que mi respiración, lo único que seguía era ese misterioso negroazulado que cada instante se volvía más y más desesperante. No soporté ni un segundo, así que abrí las caracoleadas y teñidas, húmedas, pesadas y viejas cortinas para volver a sentir mi respiración y escuchar el tic tac, pero ése ya no se escuchó. Traté de buscarlo, ya sin estar en la penumbra negra, ahora era una luz azulada. Llegue de vuelta a la turquesada puerta y al alzar la vista para ver por última vez la ventanas y cortinas, se interpuso, como un eclipse, una silla con delicada silueta femenina. No sé por qué no la vi antes, la verdad no quise saberlo.
Sólo vi su perfil: vestido de telas blancas azuladas, manos delgadas con uñas de color sangre (sangre con vida pintadas), pelo lacio y largo negro, creo que con tristeza negrazulada.
Tenía un libro antiguo en manos que lo abría y cerraba, una y otra vez. No sé si en la misma página, no sé si leía las mismas frases. Lo abría con ternura, como si estuviera una mariposa turquesa con alas negrazuladas, lista para escapar. Suspiro intermedio. Después lo cerraba en un acto y con tanta fuerza como si quisiera sacar el polvo de las paginas o aplastar a la mariposa. Luego lo ponía frente a su cara, de perfil. Como queriendo verse reflejada en la contraportada del libro. Lo veía, ¡ella exigía su reflejo! Lo buscaba, escarbaba con los ojos, con las temblorosas manos, con las uñas pintadas su reflejo en ésa contraportada. Relaja sus brazos, encorva su espalda, pues no halla nada.
Gira levemente su cabeza, queriendo convencer ala reina de la sombra, que parecía estar hacia la puerta turquesa. Miro sus ojos de angustia negroazulada. Los cierra y aprieta fuertemente sus párpados como si no quisiera creer, como si no quisiera tenerlos, como si fueran su pecado pero, los deja en pez y los vuelve a abrir con la misma ternura como con la que abrió el libro. Vuelve a girar su cabeza para ver su imaginario espejo sin reflejo. Se inclina casi hasta besar sus rodillas, cae su pelo negroazulado como queriendo tocar el fondo de un lago. Otro suspiro intermedio. Remonta su postura original, erguida. Retira sus cabellos del húmedo lago, gotean granos de sal. Mira a su izquierda, sé que está mirando la ventana, sé que esta lista parara fugarse con el rey de luz y con la reina de sombra, también sé que no se quiere despedir. Lo único que no pude descifrar en ese momento fue que de la ventana, el cielo de nubes azuladas se tornó en una noche negra amarga.

martes, 20 de enero de 2009

Poema III

¿QUÉ QUIERES QUE TE DIGA?
SI MIS LABIOS ME LOS HAS ROBADO
EN CADA UNO DE TUS BESOS.

ERES MI ÚNICO AMANTE DENSUEÑO,
CUANDO PONES TU MANO
SOBRE MI VIENTRE ,
CARICIA QUE MÁS AMO.
AUN CUANDO SUSURRAS A MI OIDO,
POEMAS QUE LA MISMA LUNA
NOS HA RECOGIDO.

Y MIS PIES DESNUDOS
ATRAVESANDO UN CAMINO
PELIGROSO Y OSCURO.
QUE AL LLEGAR AL FINAL
SE AHOGAN EN UNA LUCHA FATAL

DONDE LOS DOS SOMOS
ENTERRADORES Y ÁNGELES
HASTA QUE LA LUZ ESCARLATA
DESPUNTA ENTRE LLAMAS.

Y MIS PIES SIGEN DESNUDOS
CUBIERTOS POR UNA DELICADA SABANA
QUE MEZCLA AMOR Y PASIÓN:
EL FRESCO AROMA DE LOS DOS.